Uno de mis libros favoritos sobre la historia del dinero se llama “El precio del tiempo” de Edward Chancellor. En un capítulo narra la historia de un documento redactado en el año 2400 a.C. en un cono de arcilla que contaba la disputa fronteriza entre dos ciudades vecinas del sur de Mesopotamia: Lagash y Umma. La ciudad de Umma había acordado una deuda con un pago anual de 300 litros de cebada por ocupar las tierras de Lagash. Pero Umma no cumplió con sus obligaciones de pago, lo que hizo que Lagash le reclamase el pago retroactivo a un interés compuesto del 33,33% anual. Al capitalizar un interés tan elevado durante varios años la suma final era impagable: 4,5 billones de litros de cebada. Esto hizo que las dos ciudades entrasen en guerra.

Esta historia nos sirve para ilustrar el poder del interés compuesto, como una pequeña inversión puede convertirse en una suma importante y entender que la magia de este efecto ya es intrínseca al ser humano desde que existe el crédito.

Desde entonces la industria financiera ha hecho uso del tipo de interés compuesto como la fórmula mágica para invertir. Todos conocen la supuesta frase de Albert Einstein “El interés compuesto es la octava maravilla del mundo”. ¿Realmente la dijo? No hay ninguna prueba de ello, según Quote Investigator la primera referencia la hizo un anuncio de “The Equity Savings & Loan Company” en 1925.

Independientemente de que lo dijese o no, el poder del interés compuesto existe, nos puede ayudar en nuestras inversiones y es el principio básico del que debe partir toda inversión a largo plazo.

En este blog vamos a ver por qué.

¿Qué es el interés compuesto?

El interés compuesto es aquel que se suma al capital inicial y sobre el que se generan intereses. Para entenderlo mejor, debemos compararlo con el interés simple.

Pongamos el caso de dos personas Pepe y Juan. Ambos invierten 10,000$ a 10 años y a un tipo de interés del 10% anual. Pepe decide que cada año cogerá ese 10% de intereses que vaya generando para gastárselo en viajes y caprichos. Por el contrario, Juan decide reinvertir esos intereses y dejarlos en dentro de la inversión. ¿Cuál será el resultado?

En el caso de Pepe, el interés simple es lo que voy a generar sobre el capital inicial de una inversión. Supongamos que tenemos 10,000$ y los invertimos durante 10 años para que nos paguen un 10% de interés. Llegado el año 10 tendremos un interés total de 10,000$ generados más los 10,000$ iniciales, lo que suma un total de 20,000$. En este caso, los intereses anuales no se están reinvirtiendo.

En el caso de Juan, el interés compuesto va generando intereses sobre los intereses ganados. Es decir, a medida que generemos intereses cada año, el principal se hace más grande y generamos intereses sobre este. Esto permite que los mismos 10,000$ invertidos a un interés compuesto anualizado del 10% nos den un total de 15,937$ de intereses generados. Una suma total de nuestro capital de 25,937.42$. Esto supone un incremento de 5,937.42$ con respecto al interés simple.

Podemos observar que la magia del interés compuesto es que es exponencial, mientras que el interés simple es lineal. Y lo más importante es que a medida que transcurre el tiempo, este efecto exponencial se intensifica. Por lo que, a mayor plazo temporal para invertir, mejor.

¿Cómo aplicar el interés compuesto?

Es por tanto imprescindible que cuando vayamos a invertir a largo plazo, nos aseguremos que vamos a aplicar el interés compuesto con nuestras inversiones. Por suerte, la mayoría de las inversiones ya aplican per se el interés compuesto. Pensemos por ejemplo en un fondo indexado al S&P500. Todo el rendimiento que genere este fondo estará aplicándose sobre todo tu capital invertido y todas las ganancias generadas. Por lo que a medida que tus ganancias incrementen (y no las saques) el efecto compuesto irá jugando a tu favor.

Además, muchas empresas del índice pagan dividendos, al reinvertir estos dividendos estaremos aplicando también el efecto compuesto. Aquí debes asegurarte, si inviertes a través de un ETF, que sea de acumulación y que los dividendos se queden dentro del fondo para que así se reinviertan. Si el ETF es de distribución y paga dividendos, entonces esos dividendos no estarán beneficiándose del interés compuesto puesto que los estaremos retirando de la inversión a nuestro bolsillo.